"Para mí, para mis amigos, para cualquiera interesado en leerlo.
Nada especial, solo hobby."

-AldhaRoku

sábado, 27 de mayo de 2017

Capítulo 26

     Debían ser alrededor de las once y medía sin exagerar, la hora de hecho era poco relevante, pero a pesar de ello el mal sabor de boca del pasado quedaba. Observé con asombró e inentendimiento a Jonás quien me había terminado de contar su historia, había remaches que no me cuadraban pero había algo crucial. 

     – ¿Cómo que Luziko enloqueció? ¿De qué hablas man? – Pregunté anonadado por su afirmación. 

     – Pues, por eso no quería decirlo directamente, sé que él es un amigo cercano tuyo y no quería impresionar – Afirmó Jonás.

     – Hermano, no, no quiero rodeos, solo explícame, ¿cómo que enloqueció? – Retomé mi pregunta.

     – No lo sé Aldha, no sé, creemos que fue por ver a Laura morir ante sus ojos, quien sabe, él solo, él solo empezó a actuar raro después de eso, primero fue la depresión, casi de inmediato la ira y siempre andaba sumergido en la negación, estalló hermano, el hombre enloqueció. – Aclaró Jonás quien se veía presionado al hablar, quizás por mi actitud amenazante, pero es que el juicio no me daba para procesar tal historia.

     – ¿Estás seguro de que no estás exagerando? – Pregunté sin tapujo

     – Hermano trato de atacarnos, reía como un demente, el man enloqueció, ¡El man enloqueció! – Afirmó Jonás, y al momento en que alzó la voz muchos de los transeúntes presentes voltearon a vernos, pero volvieron a formarse sumisos en su ignorancia, solo fue una chispa de chisme, naturalmente volvieron a sus asuntos. Yo por mi parte no podía aceptarlo, le creía a Jonás, pero como amigo me dolía aceptar que Luziko cayera en un destino tan miserable, pero me tragué la amarga verdad, voltee la mirada y observé las nubes en el horizonte.

     – Demonios chamo, cómo pudo haber terminado así de mal… – Afirmé.

     – A muchas otras personas les fue peor, al menos no fue devorado vivo. – Agregó Jonás.

     – ¿Y tú qué crees que hubiera sido mejor? Sete sincero a ti mismo y responde. – Le dije a Jonás, él apartó la mirada y lo pensó, no dijo nada, pero podía apostar en que pensó que la muerte hubiera sido un mejor final. 



     Dejando algunos puntos al lado, Jonás y yo caminamos con los muchachos, Joan y Megan. Le hice señas a Kamui para que viniera también dado a que lo vi bastante apartado, además, teníamos que planificar que haríamos ahora. 

     – Lamento la intromisión muchachos. – Le dije a Joan y a Meg.

     – No vale, no pasa nada. – Afirmaron ambos al unísono.

     – ¿Cuál es su plan? O en el mismo orden de ideas, ¿qué hacían aquí? – Pregunté.

     – No sé bro – Dijo Jonás.

     – Realmente, creo que nada, lo mismo que hacen todos los de aquí, sobrevivir ¿no? – Complementó Megan.  

     – ¿Desde que están aquí han obtenido algún beneficio? Armas, comida, medicamentos… ¿o solo asilo? – Pregunté.

     – La verdad mano es que llegamos hace nada, llegamos ayer, desde entonces no nos han dado o dicho nada. – Afirmó Jonás.

     – ¿Qué seguimo’ haciendo aquí pues? – Recalcó Kamui.

     – Yo escuché algo sobre un rescate, a lo que dijeron, una broma de un líder que estaba esperando un helicóptero algo así, algo de llevarse a todas estas personas a un lugar seguro. – Añadió Megan.

     – A mí me dijo una chama que cada dos días un helicóptero les traía comida y bebidas y que aquí nadie pasaba hambre. – Añadió Kamui.

     – ¿Quién te dijo eso? – Preguntó Joan.

     – Una chama, eso son ustedes que pierden el tiempo en lugar de buscar información – Afirmo Kamui de manera cómica.

     – Yo, no sé, yo personalmente no me fío del todo de este lugar, y siendo sincero, tengo una extraña teoría pero, yo, no me fio para nada de la comida entregada por el gobierno. – Afirmé.

     – ¿Por qué? – Preguntó Megan.

     – Yo sé que el gobierno la caga pero, mano, ¡es comida gratis! – Exclamo Jonás.

     – Luego les cuento, primero que nada, yo creo que deberíamos irnos de aquí, no sé, quizás sea mi paranoia, pero creo que es mejor regresar con Hernán e irnos pal’ carajo a buscar a los demás. – Afirmé. 

     – ¿Hernán Está vivo? – Preguntó Megan quien se alegró mucho de oír eso. 

     – Larga historia, pero, ¿ustedes que creen? – Pregunté. 

     – Bueno, si a los muchachos no les molesta. – Recalco Joan.

     – No estamos haciendo nada aquí. – Complemento Kamui.

     – No lo sé muchachos, yo como que prefiero optar por lo seguro y quedarme. – Dudo Jonás.

     – ¿Te quedarás entonces hermano? – Pregunté, Jonás lo pensó unos segundos, su cara era el completo reflejo de la duda, pero hablo. 

     – Qué carajo, si me muero será por su culpa. – Carcajeo  y se unió a nosotros.

     – Por cierto, ¿dónde está ese tal líder? – Pregunté.

     – Estará en el baño, de todos modos mejor es irnos ahora antes de que venga, es un odioso grandulón hijo de papi. – afirmó Megan. Salimos de la terraza, y bajamos hacía el Traki, me despedí de las personas allí presentes como si fuéramos amigos, solo quise demostrarles que la cortesía aún existía, uno se alegró y me saludo, sin más, llegamos a la planta baja.



     Estábamos los cinco reunidos en la planta baja como quien dice “viéndonos las caras”

     – Maldición, cómo pude olvidarme. – Afirmé y corrí hacía las escaleras, los muchachos parecían no entender lo que iba a hacer, pero creí que era obvio, subí hacía el Traki y pedí una ayuda. Necesitaba a alguna de las personas presentes arriba para que me ayudará a cerrar la puerta, ¿por qué?, simple, escapar iba ser un corre-vuela, algunas de esas cosas << hongos >> quizás seguía allí esperando, los hongos eran débiles, eran frágiles, pero en gran cantidad podían ser peligrosos, no era ni la mitad de peligrosos que los comegentes, pero era el doble de feos, al menos así los veo yo. Necesitaba a alguien quien velara por la seguridad del grupo, debía cerrar la puerta para que al momento de nosotros escapar aquellas cosas no entrar al centro comercial, no podía cargar con la culpa que aquello me podía provocar. Tuve suerte, no tuve que explicar mucho para que alguien aceptará bajar y cerrar la puerta, bajamos.



     Ahora éramos cinco personas y un sujeto que se encargaría de cerrar con pasador la puerta.

     – ¿Por qué bajaste con él Aldha, lo conoces? – Preguntó Megan.

     – Pasa lo siguiente, tras esa puerta hay un enjambre de cosas, básicamente debemos ir a toda mecha para que no nos agarren. – Afirmé, Joan me vio con  entendimiento, ya había captado por qué subí. 

     – ¿cómo qué cosas? – Preguntó Jonás, Megan se veía sorprendida por no decir quizás aterrada. Me rasqué la cabeza.

     – Bueno, parece que el virus, o lo que sea que dio origen a los comegentes evoluciono, o retrocedió, yo qué sé, estas “cosas” son parecidos a los comegentes pero más feo, en resumen, tienen la cara y el cuerpo lleno de verrugas, tumores, físicamente son muy débiles y blandos, pero son muy agresivos, en manadas podrían ser peligrosos así que vamos a darle con todo y correremos pasando a esas cosas para salir de aquí. – Afirmé.

     – ¿Tú estás loco mano? – Afirmó Jonás.

     – ¿cómo vamos a pasar algo así? – Preguntó Megan.

     – Bueno, ¿Estamos aquí no? – Respondí. 

     – No hay otra forma amiguita. – Añadió Kamui. Debió tomar, alrededor de seis u ocho minutos que se mentalizaran bien para aceptar que hicieran lo que hicieran íbamos a pasar por allí. 

     – ¿Entonces? – Pregunté.

     – ¿Tamos listos? – Agregué, asentando con la cabeza entre todos, abrimos esa puerta improvisada que hicieron los sobrevivientes del centro comercial y con todo pronóstico contra nosotros, sin seguridad total de éxito y sobre todo, armados fuertemente corrimos hacía la luz mientras la puerta tras nosotros se cerraba, era como un jodido videojuego, nos pusieron en medio de la mierda para echarnos a tiros, aquellas criaturas de aspecto mórbido y deleznable empezaron a saltar una tras otra hacía nosotros, Megan gritó y Jonás se exalto del miedo, ciertamente tenía razón para hacerlo, ellos no tenían conque defenderse y aquellas cosas eran tan horribles que si bien no te mataban por un ataque, te mataban del susto de lo asquerosas que eran. 



     La poca luz no dejaba ver qué pasaba, pero disparábamos a diestra y siniestra a todo aquello con protuberancias en la cara, solo pude ver que Joan le agarró la mano a Megan y junto con Jonás se adelantaron hacía el portón de la entrada, Kamui estaba en medio disparando y mareando a aquellas cosas sin juicio. ¿Qué demonios pasaba? No lo sabía del todo, yo tenía mis propios problemas, me estaba quedando atrás y me llegaban uno tras otro, entre disparos que me aturdían por el eco y embestidas patrocinadas tanto por mí hacía ellos como por ellos hacía mí, no me estaba dando cuenta de que me estaban anclando, tenía a uno que me abrazaba por la pierna y otro que me agarró el brazo izquierdo sin que me diera cuenta, disparé al que me sostenía la pierna y logre quitarme también de un balazo a que me mordía el brazo, pero estaba jodido, se me habían acabado las balas, fácilmente hubiera perecido, pero antes de llegar a la salida Kamui  volteo a verme y fue a socorrerme, no sé si fue la adrenalina del momento, si fue la estrés, pero todo se volvió más lento, empecé a ver borroso, escuchaba mal, era un sonido distorsionado, lo último que recuerdo fue a Kamui a mi lado quien me ayudo a levantarme del piso para irnos del garaje aquel, todo después está fraccionado como si de fotos se tratase, ambos corriendo hacía la luz, ambos saltando hacía dónde pegaba el sol, vi una imagen de aquellas cosas volviéndose a ocultar en las sombras, luego todo fue blanco, me desmayé. 



     Las imágenes se multiplicaron una tras una, una dónde caminamos por el parqué, una llegando al Ayacucho bajamos hacía el puente, una bajo el puente, luego todo era negro, ¿estaba ciego o me volví a desmayar?, no lo sabía. 



     Desperté tosiendo en una casa desconocida, estaba sudando como cerdo y estaba cubierto por una manta acolchada, al abrir los ojos lo primer que paso fue que la vista se me perdió, parecía haber estado dando vueltas por mucho tiempo, y era inclusive peor, continué tosiendo, y luego fue que me active, pude notar que estaba en una habitación extraña, al pararme las piernas se me fueron un poco, presentaba síntomas de fiebre, “pero ¿qué mierda?” Pensé, con la nariz moqueando y la frente excesivamente caliente caminé hacía la sala porque de allí provenía algo de luz. Me recargué del marco de la puerta en la habitación donde estaba y noté que reunidos ante un velón se encontraban los muchachos, parecían estar completamente a salvo. Megan, Joan, Jonás, ellos estaban rodeando el velón hablando sobre quien sabe qué, Kamui por su lado estaba arropado con una sábana en una esquina, parecía estar durmiendo. Tosí, atraje las miradas de los muchachos que se pararon para preguntarme cómo estaba, y con un tono bastante en la mierda respondí que bien. Aspiré mis mocos y pregunté: 

     – ¿Qué pasó mientras me fui? – Estornude y pedí disculpas.

     – Yo no sé bien que paso, pero todo apunta a que tiene que ver con los hongos. – Afirmó Joan.

     – ¿Los hongos? – Pregunté, por acto casi involuntario me vi el brazo izquierdo, me di cuenta de que tenía muchas mordidas, me habían inclusive quitado un pedazo de piel y carne, pero no sentía dolor allí. 

     – ¿Qué le paso a Kamui? – Pregunté moquiento. 

     – A eso iba lo que te dije, nosotros estamos bien, tú y Kamui quedaron hechos mierda, lo único raro que hay entre ustedes y nosotros es que a nosotros no nos mordieron, a ti y a Kamui sí, ósea, la lógica me dice que es eso. – Afirmó Joan.

     – ¿Entonces qué? ¿Las mordidas de los hongos son venenosas? – Pregunté.

     – Yo no diría venenosas, pero si tiene algo pues. – Recalcó Joan.  

     – ¿Entonces los dos caímos? ¿Por eso nos quedamos en esta casa? – Pregunté moquiento y bostecé.

     – Si pero… – Dijo Joan antes de que Jonás le prosiguieran.

     – Kamui te cargo hasta dónde pudo pero también empezó a sentirse mal, se fue en vómito y se cayó, a él lo mordieron menos que a ti, pero también se vio afectado, la vaina es que íbamos a ver cómo le hacíamos para llevarlos hasta un carro lo que sea para irnos pero vimos a los lejos a una cuerda de malandros, Joan dijo que nos escondiéramos y nos arreglamos para bajarlos y escondernos un rato bajo el puente, cuando Joan confirmó que se fueron yo fui a buscar dónde quedarnos porque obviamente no íbamos a poder llegar hasta la perimetral marico, así que bueno, le echamos bola para traernos acá y henos aquí. – Contó Jonás, yo no paraba de toser, pero físicamente me sentía mejor. 

     – ¿Será que nos vamos? – Pregunté.

     – Es muy tarde papá. – Afirmó Megan, quien por cierto me enterneció que me llamara todavía papá, a pesar del peo dónde estábamos metidos. Debían ser por los estimados que me dieron los muchachos las Once, quizás las doce, dormí bastante por lo que veo, razón por la cual también me preocupó porque Kamui no había despertado, pero no me iba a preocupar en vano, se veía bastante apaciguado como para molestarle el sueño, empecé a ver como los muchachos bostezaban, y les pedí que si iba a dormir que se ataran algo en la boca, Meg y Jonás no entendía el porqué, pero Joan les dio una breve explicación del porqué. Todos amordazados por así decirlo nos fuimos a dormir << Excepto yo, que ya había dormido bastante >>, dejando como única esperanza aquel medio derretido velón blanco.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario