"Para mí, para mis amigos, para cualquiera interesado en leerlo.
Nada especial, solo hobby."

-AldhaRoku

miércoles, 16 de agosto de 2017

Capítulo 29



29



     La penumbra se encontraba presente, aquello parecía una escena sacada directamente de una película gótica, era de noche, pero aquel cielo reflejaba un color ceniza, el agua caía a cantaros con lujoso delirio, sería perfectamente justo decir que el cielo se estaba cayendo, los rayos rompían y reventaban en el suelo trayendo consigo ruido a nuestro sepulcral silenció. Lo que debió haber sido un bonito reencuentro se había convertido en una fúnebre despedida, algunos lloraban, otros solo callaron, porque tan solo hace una hora Indriago había muerto, el amigo que se abalanzo al rescate como nuestra única esperanza para salir de aquel mortífero lugar, cumplió su misión y a su vez murió. Algunos no entendía lo que estaba pasando, yo no era la excepción, no les miento. Me encontraba junto a María y Nicole, mi pequeña novia y su prima, se encontraban a mi lado, pero no había tiempo para abrazos o saludos, lo que se sentía era tenso, no importa cuántas veces muriese un amigo, siempre era doloroso verlo. 

     ¿Cuántos meses habían pasado desde que nos encontrábamos viviendo este infierno? Y aún, aún era doloroso. 

     Nelson estaba con Michelle en la sala, no estaban haciendo nada, veía que Nelson en particular respiraba profundo, buscaba las palabras que decir para romper la tensión, pero se callaba, porque simplemente no había nada que decir o hacer. Nos encontrábamos seguros dentro de una tienda que parecía solo estar llena de alcohol, aquello era el bodegón el cual Nelson me había platicado en pasadas ocasiones, maldita sea tenía tantas preguntas, estaba deprimido y emocionado al mismo tiempo, quizás una conducta demasiado hija de puta para la situación del momento, pero así me sentía. 

     – Daniel era, era un gran sujeto, nunca, realmente nunca le pedimos nada, pero siempre veló por ayudarme a mí y sobre todo a mi novia, jamás tuvo porque, pero siempre nos dio la mano.– Esas fueron las palabras de Fabio, aquel chico que parecía ser amigo de Indriago y el cual escapó con nosotros durante su desenlace final, la novia de Fabio, Carla, empezó a llorar, no teníamos idea que clase de relación existía entre ellos dos e Indriago, pero parecían ser buenos amigos, realmente buenos amigos. Naturalmente pregunté:

– ¿Qué clase de relación tenía con Indriago?–

– Mínimo no.– Afirmó Nelson repentinamente, estaba serio, realmente me pareció bastante extraño.

– A Daniel lo conocimos solo hace unas semanas, nunca supimos mucho de él, yo y Carla nos encontrábamos huyendo de una horda de salvajes.–

– ¿Comegentes?– Pregunté.

– Sí, como les llamen, aquellos caníbales putrefactos, recuerdo que la horda era inmensa, debían ser al menos veinte de ellos, eran rápidos, casi nos acorralaban entonces él grito “Hey, por aquí” cuando volteamos a ver, era aquel alto chamo que nos gritaba desde la seguridad de una casa, era él, Daniel Indriago, nos abrió las puertas del portón de aquella vieja pero gran casa y gracias a ello pudimos escapar de los salvajes. Escuchábamos todos con silenció y respeto, nada de interrupciones, y de hecho, nos familiarizábamos más con él.–

– Recuerdo que no confiaba para nada en él. Inclusive, nos ofreció comida y le dije a Carla que no comiera, aunque nos estuviéramos muriendo de hambre, no fue hasta que casi desfallecíamos que sin más opción confiamos en él, y desde entonces, nos entablamos como una familia, recolectábamos y nos cuidábamos los unos a los otros, pero ese modo de vida no duro más de cinco días… Capturaron a Carla los dementes asquerosos del estadio, Indriago y yo tratamos de hacer lo posible para salvarla, pero eran muchos, no sé si eran ocho o eran diez en el momento que se llevaron a Carla, pero  << Fabio empezó a llorar mientras contaba >> –… Pero sin miedo a sus armas entablamos búsqueda, ese mismo día en la noche encontramos su base, al lado del estadio, cuando Daniel y yo llegamos dos de esos perros estaban violando a mi Carla… – << Ella ocultaba su rostro con su largo y negro cabello mientras él contaba lo sucedido >>

– Fabio se quedó paralizado e Indriago fue quien con un pico ataco a los dos cerdos aquellos…–Afirmó la chica mientras moqueaba un poco. Hubo un aletargado silencio y María pregunto.

– ¿Y qué paso después?–

– Daniel había matado a los dos sujetos, y parecía estar muy alterado por lo que hizo, veía sus manos ensangrentadas con tanta sorpresa que se estaba hiperventilando. Entonces llegaron más sujetos, y me aprisionaron a mí y a Carla…

– ¿E Indriago?– Pregunté.

– Lo volvieron uno de ellos… – El silenció volvió a hacerse presente, Fabio tosió. Pero no fue más que una pausa para retomar la historia. – Él no era un asesino, de modo que para evitar que lo mataran a él, y negociando con los sujetos para que no nos mataran a nosotros, decidió quedarse y apoyarlos, claro que él no participaba en asesinatos, pero por lo que le contaba a Carla y a mí de vez en cuando hacía de carnicero, le lanzaban los cuerpos y bueno… Todos sabemos lo que hace un carnicero. Estuvo así toda una semana, alimentando a esos cerdos caníbales insaciables, pero en cada día de esa maldita e infernal semana, planeábamos nuestro escape… Tú te viste involucrado en ese escape por casualidad. Afirmó mientras me apuntaba a mí. 

–  Y esa es nuestra historia con Indriago, no parece mucho, pero realmente le teníamos un fuerte apreció. – Afirmó Carla.


     Retomando el silenció ya la conversación había acabado, no sabía si era un minuto de silencio hacía los caídos o quizás era la hora. Sin luz o reloj era difícil saber con exactitud qué hora era, pero debían ser más o menos las cuatro y media de la mañana, me encontraba conversando con María luego de tanto tiempo, nos abrazamos, nos reímos a pesar de estar sumergidos en mierda. Era una situación agridulce, entre felicidad y tristeza, siempre bajo el amparo del respeto. Ella quería contarme todo por lo que habían pasado desde la última vez que nos vimos, y era natural, pero se le veía muy cansada, casi no podía con su cuerpo.

– Ve a dormir un momento por favor. – Le dije.

– No, ¿sabes qué tiempo llevo esperando volverte a ver, te creía muerto aunque…– Le tapé la boca y no la dejé continuar.

– Mañana me cuentas todo.

– ¿Y tú no piensas dormir? – Preguntó.

– Yo si te puedo asegurar que no tengo sueño. – Con esas últimas palabras la lleve a la colcha en uno de los cuartos del bodegón para que durmiera, Nicole y Michelle ya estaban durmiendo convenientemente, por otro lado Fabio y Carla se encontraban descansando en su privacidad en una esquina sin molestar a nadie. Normal, aún no tenía la confianza suficiente como para hacer más.

– Taishou.– Le dije a Nelson quien estaba viendo algo en un monitor, se le veía muy serio, triste sobre todo, él siempre a pesar de su forma de ser ha sido una persona con muchos pesares, pero ahora en su mirada no podía aparentarlos, estaban allí y sabías que estaba mal.

– ¿Los tierruos no mueren verdad? – Preguntó.

– JA… << Resople >> A qué se debe tanta tristeza Nelpastel.

– Bueno no sé si te has dado cuenta de qué todo el mundo se está muriendo, casi no hay recursos, los pocos que siguen vivos se están volviendo locos, asesinos caníbales y de paso llegaste tú pa’ terminarla e’ cagarla. – No dije nada, pero ese comentario tan natural me hizo darme cuenta de que no estaba tan mal como yo pensaba, presento una larga pausa y exhaló – Ayer mataron a Ángel y a Luis Elías…

– ¿Perdón? – Pregunté sorprendido.

– Tú me preguntas porque me veo así, porque estoy mal, no me importa que el país este sumergido en una mierda, qué quizás toda mi familia está muerta, que si no me quedaba nada AHORA ME QUEDA MENOS, pero, hoy murió Jonás, ayer Luis Elías y Ángel, ¿Entonces qué? ¿Mañana quién? – Afirmó Nelson y realmente se le veía un poco destruido.

– Sí, de paso también Indriago.

– ¿Y ese  a quien le importa?– Interrumpió.

– Mamaguevo ja… – Reí un poco.

– Lo siento, pero es qué coño, ¿Qué más quieren de mí? ¿Por qué no me matan de una vez? – Preguntó en retorica Nelson.

– Mano, si yo sigo vivo…–

– Verga sí, tú eres peor que una cucaracha.– Me reí de su comentario, aunque no mucho, me dolía la cabeza, “¿Así que Ángel y Luis Elías también eh?”

– ¿Y qué sabes de los demás?– Preguntó Nelson.

– En un refugio por la Trimestral estamos los otros sobrevivientes, Joan, Kamui, Megan… Solo que ellos deben pensar que Jonás y yo debemos estar muertos, jajaja…– Hubo otro minuto de silencio, – Jamás debí dejar que Jonás viniera conmigo, imaginé que quizás podríamos toparnos con un grupo de comegentes y los mataríamos rápidamente, pero, ¿caníbales? ¿Cómo me hubiera esperado eso? Es… Es mi maldita culpa que esté muerto.– Afirmé.

– Fuera de juegos, dudo que sea tú culpa, y conociendo a Jonás, seguramente se ofreció a ir contigo voluntariamente, sin embargo, Ángel, Luis Elías no tanto, pero Ángel está muerto por mi descuido estúpido…

     Veía a Nelson con la cara reflejando una sarta de dudas, y antes de que pudiera decir algo el abrió la boca.

– Después de qué nos separamos decidí venir aquí, me pareció el mejor lugar entre los pocos que había, comida, fuente de poder, protección con Santamaría, pensamos que tú y más aún Joan habían muerto, aunque María por lo menos no perdía la fe de que siguieras aún con vida. Cuando llegamos tuve la suerte de qué uno de mis primos estaba refugiado aquí, él fue quien nos abrió las puertas y todo el chiste... También murió, es como si hubiera resistido solo para entregarme las llaves, estaba enfermo, mi tío le había despedazado a mordidas partes del cuerpo y se le infectaron, se trató con alcohol pero se murió el marico ese. – Nelson apretó los puños, lo decía a la ligera, pero cada vez que mencionaba a un muerto se enojaba. – Perdí la noción del tiempo hace mucho realmente, no sé qué tiempo ha pasado, ni siquiera recuerdo cuando llegamos aquí, pero te puedo decir qué cuando llegamos todo estaba chévere, había comida, suficiente gasolina para la bomba, así que también teníamos luz eléctrica, teníamos armas, una perfecta barricada… María fue quien propuso un grupo de exploración para buscar más comida y recursos, y es que si es por mí, gastamos todo y ni cuenta me doy. En las búsquedas nos topamos con Luis Elías, se encontraba sobreviviendo solo, me dijo que llevaba tiempo buscando a alguien, pero solo veía a locos que lo intentaban cazar, estaba bastante sucio y enfermo cuando lo encontramos, de modo que lo pusimos en una cuarentena improvisada, quien se hizo cargo de él fue la primita de María, a pesar de todo, seguíamos manteniéndonos bien, no nos faltaba la comida, la gasolina, productos de higiene, recargábamos agua en las casas cercanas, no nos faltaba una mierda, pero pronto el agua empezó a dejar de fluir en la zona, la gasolina se volvía más escasa cada vez,  puedo decir que literalmente estábamos en la mierda cuando nos topamos con Ángel.

– ¿Cómo fue eso?– Pregunté,

– Casi llegando al peñón, lo vimos por coincidencia, tas’ claro que Cumaná es chiquita es un pueblo, como sea, Ángel estaba reventándole la cabeza a pedradas a Angélica contra la carretera, ella se había vuelto loca, trataba de comérselo y no reaccionaba a nada, él trato de controlarla pero cuando le arranco un pedazo de oreja fue que no aguanto e hizo lo que hizo, BUENO, eso dijo él, sabrá Dios si es verdad o qué, bueno el punto es que nos topamos con él, trató de darnos explicaciones y tal, pero no nos importaba realmente, afín de cuentas nada más éramos Michelle y yo, María se había quedado con Nicole cuidando a Elías, más bien, Nicole a Elías y María a Nicole.–

– Marisco que bien, la imagen la hubiera destruido.– Interrumpí.

– ¡Sí mamaguevo! Por qué la misma imagen no destruyo a Michelle… Ahhh…– Exhaló. – Luis Elías se había mejorado, Ángel  se había unido al grupo, habíamos en contratado un pequeño galpón con alimentos, al menos para andar tranquilos un mes, pero adivina qué.

– ¿Comegentes?– Pregunté.

– Peor, aquellos malditos mamaguevos de mierda… los de hoy, con Indriago. Ya sabíamos de su existencia y de lo peligrosos que eran, de modo que ya para entonces cazábamos de noche porque el día le pertenecía a esos marginales, pero dio la coincidencia de qué justo la noche qué fuimos por las cajas de comida, cuando cargábamos la camioneta de comida se apareció un grupo, no sé cuántos eran, pero era un coñazo y estaban en moto. Ángel y yo estábamos sacando unas cajas cuando escuchamos el disparo, le dispararon sin pensar o advertencia a Luis Elías, cuando escuchamos el tiro tan cerca, Ángel y yo no hicimos más que pegar a correr y efectivamente nos burlamos a un par que sé llego frente a nosotros, si no empujamos esa mierda entre los dos nos plomean como unos mariscos también, cuando voltee a ver veo que los que tumbamos estaban llamando a más, y veo como aquel coñazo de motos con su gente nos siguen, dejamos la camioneta medio cargada de comida en esa vaina, y si no es porque saltamos pa’ una urbanización y después agarramos pa’ unas veredas nos agarran o plomean feo…

– ¿Y estás seguro de qué Elías está muerto? ¿Viste su cuerpo o algo?– Pregunté, Nelson se apretó las cejas.

– Mano, cuando voltee a ver como un marico vi un cuerpo tirado allí, de la cintura para arriba no se veía por la camioneta pero esos pantalones y esos zapatos son los mismos que tenía Elías, además ¿Quién coño e’ la madre más podría ser? No es como si hubiera mucha gente andando por ahí. –Añadió.

– Mano, cálmate.– Agregué.

– Perdón, pero que arrechera, todo se fue esa noche maldita sea, por eso ahorita estamos como estamos, en estos dos días solo he comido una lata de caraotas y un poquito de arroz que hicimos para todos.– 

– ¿Y qué pasó con Ángel?– Pregunté, Nelson me quedó viendo.

– Lo maté por mí misma arrechera…

– ¿Perdón?– Pregunté.

– Deja y te explico, cuando llegamos a duras penas, más sudaos’ y jodidos que el coño no sentía más que arrechera, y no me dio nada más que planear el cómo hacer que no saliéramos tan jodidos… ¡Y la cagué! Eso fue…–

– ¿Cómo que la cagaste man?–  Pregunté.

– Mi plan fue ir a la base de aquellos hijos de puta con solo una pistola con tres balas, y una navaja a robarles a esos coños de madre, iba a robarles las armas y la comida hasta dejarlos desvalijados, y le rogué, fastidié que jode a Ángel para que fuera conmigo porque sabía que solo me iban a joder, y el otro día en la noche, se hizo lo que el pendejo de Nelson quería…

– Mano cálmate, cuenta tranquilo.– Le dije a Nelson quien estaba demasiado exaltado. Se tomó un momento para respirar profundo, y decidió continuar contándome.

– Aquella noche, justo al otro día de que mataran a Luis Elías, Ángel y yo nos fuimos a la base aquella, no sé qué hora era, pero era burda de tarde marico, calculo yo las cuatro de la madrugada Ángel no quería ir, insistía que era demasiado pronto, pero el hambre le estaba también jodiendo, así que no tenía de otra, la base nos quedaba relativamente cerca del bodegón así que para evitar hacer ruido nos fuimos caminando, no tardamos mucho en llegar, había un solo guardia en la entrada, y estaba dormido, a ese lo agarré con la navaja en la cien, murió rápido pues, lo revisamos pero no tenía ningún arma, lo que si tenía encima eran las llaves de algo, llaves que descubrí eran de una camioneta que estaba estacionada en todo el frente, hice algo previo que por más que lo pienso no puedo pensar más que una malísima idea, pero a la larga creo que funciono, probé las llaves de la camioneta y al darme cuenta de que encajaban para no hacer ruido no lo encendí y de paso, dejé las llaves pegada. Seguimos hacia dentro, y en el primer cuarto encontramos un coñazo de armas, un fal, metralletas, pistolas y municiones, y bueno, pensamos ¡La hicimos! Llevamos todo ese mierdero para la camioneta, que ahora que me acuerdo era la misma camioneta con la que fuimos a buscar las cajas de comida… Cuando pusimos aquel coñazo de armas en la camioneta Ángel me dijo “Mano la hicimos, vámonos de aquí” pero le dije que no podíamos irnos hasta que consiguiéramos comida, ya por ahí, su bienestar se vio afectado por mí, así que sí pasaba algo a partir de aquí sería mi culpa por ambicioso, pero no, no pasó nada, ambos cargábamos una metralleta por si las cosas se complicaban, y yo, pues a fuerza de cuchillos estaba barriendo a los que habían en la entrada, por suerte cada quien por su lado, no había ningún junto a otro, Ángel y yo estamos en media imagínate, para no hacer ruido innecesario, conseguimos al ratico una caja del Clap y no esperamos, montamos esa mierda en la camioneta y nos devolvimos, “ Loco vámonos “ me dijo Ángel de nuevo, pero fui ambicioso, eran como veinte cajas, y solo habíamos conseguido una, debían haber más por allí, de modo que le dije que confiara en mí, y allí, allí fue cuando la cagué, caí a navajazo a uno, pero el carajo se despertó justo antes de que lo matara y pego un grito, eso despertó a los que estaban cerca y me alteré, empecé a echar tiro como si las balas fueran infinitas, sombra que viera, plomo que llevaba, y bueno, Ángel conmigo, pero entonces nos lanzaron una granada, UNA MALDITA granada… ¿de dónde unos malandros sacaron una granada? Bueno, empezamos a correr, y por correr y césar el fuego ahora nos estaban baleando a nosotros, me devolví para echar tiro, pero el peine no duro mucho, se acabaron las balas de la metralleta mía y lancé esa mierda al piso, llegamos a la camioneta Ángel se montó atrás disparando para mantenerlos a raya y poder yo arrancar tranquilo, y bueno, tuvimos suerte, la camioneta aún tenía gasolina, nos fuimos pal’ coño, por si nos seguían agarré para la gran mariscal y de allí crucé y agarré para le Marina, di un poco de vuelta hablando solo…– La mirada de Nelson se había vuelto vacía.

– ¿Le dieron a Ángel verdad?– Pregunté.

– Yacía muerto desde hace rato, tenía un disparo en el ojo, y no, no digas que no fue mi culpa porque te golpeo…– Nelson se tapó los ojos y después empezó a rascarse la cabeza. – Luego bueno, en la tarde ya, la misma tarde de hoy, fue que llegué al bodegón, bajamos las armas y la caja de comida, hicimos una comida horrible allí y eso… La noche de ese día armados como unas perras María y yo decidimos suicidarnos básicamente, íbamos a matar a ese poco de marginales y a recuperar lo que quedaba de comida, eso o morir como unos pendejos, y allí te vimos, en resumen, estaba feliz hasta que llegaste, pero bueno, la vida es bella, el feo eres tú y hay que seguir pa’lante.–

– ¿Tan desesperado estás?– Pregunté.

– ¿De qué hablas?– Preguntó Nelson.

– Recuerdo que te pedí que protegieras a las muchachas, ¿y dejaste solas a Nicole y Michelle que son carajitas y te arriesgaste junto con María por una estupidez?– Pregunté indignado.

– ¿te salvamos no?– Preguntó chocantemente Nelson.

– …–

– No te lo tomes tan literal Aldha, por suicidarnos me refiero a qué no lo íbamos a tener fácil, pero sabes que necesitábamos hacer eso, y aún pienso hacerlo, esos marginales no tienen derecho a seguir viviendo, y además tienen recursos que necesitamos, sabes que son ellos o nosotros…– 

– No digo que no, ¿pero por qué no esperar a ser más personas?– Pregunté. 

– Porque para mí hasta hoy estabas muerto, Joan, Kamui y Jonás también lo estaban así como sí lo estaba Ángel y Luis Elías… Sí esperaba un día más era darles un día más para prepararse, ellos tienen como, nosotros no, cada vez somos menos.– Afirmó Nelson, aquellas palabras me callaron la boca, de modo qué solo aparte la mirada me levante y dije.

– Me voy a dormir Nel… Y recuerda, si quieres volver a intentarlo, cuentas conmigo.– Sin más me retiré a descansar un poco.

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